Cojamos una naranja, hagámosla crecer hasta alcanzar el tamaño de la Tierra. Después, rellenemos la gigantesca naranja de cerezas y tendremos aproximadamente el número de átomos que componen una naranja. Se trata de una cifra considerable, alrededor de 10 elevado a 20.
Ahora, si queremos llegar al nivel de las partículas, cojamos una de esas cerezas. Imaginemos que le damos la dimensión de la cúpula de la basílica de San Pedro, en Roma. Posemos un grano de arroz sobre esa cúpula. Así obtenemos el tamaño relativo del núcleo estable del átomo, compuesto de protones y de neutrones, alrededor del cual (en el vacío de la cúpula) bailan los electrones. Y en ese grano de arroz reside una de las fuerzas fundamentales del universo, la fuerza nuclear, y en su entorno uno de los grandes misterios: la plenitud del vacío
ke sencillo parece...
ResponderEliminarEs atractivo ver las cosas desde esa perspectiva... la otra parte de lo que somos... el incosciente, la parte que sabe para que nosotros aprendamos... ¿quien ensaña a quien? ¿quien baila con quien?... ¿somos y no somos al mismo tiempo?... la naranja.
ResponderEliminar